gorilasilente© |
Debemos liberarnos
a la dulce condena
de la repetición.
Ella vino hacia mí
cuando apenas
podía hacerme daño
me dejó la dignidad
que contiene
la fe en el desencanto,
ella me heredó el olvido
como un arma antigua.
Fuimos huellas
que intentaban protagonizar
una historia con sus bordes,
en vez de sucumbir
al abrazo del viento.
Intercambiamos el sano
presente por la creación
de una leyenda,
jamás
accedimos a los instintos,
y entonces fuimos eternos
qué inerte es el paso de las horas
sentado en la estación de la niñez,
qué imperceptible
es el envejecimiento del asfalto
y sin embargo cuánto ruido hace,
la memoria sólo puede ser libre
cuando ha perdido
todo deseo de aventura.
a la dulce condena
de la repetición.
Ella vino hacia mí
cuando apenas
podía hacerme daño
me dejó la dignidad
que contiene
la fe en el desencanto,
ella me heredó el olvido
como un arma antigua.
Fuimos huellas
que intentaban protagonizar
una historia con sus bordes,
en vez de sucumbir
al abrazo del viento.
Intercambiamos el sano
presente por la creación
de una leyenda,
jamás
accedimos a los instintos,
y entonces fuimos eternos
qué inerte es el paso de las horas
sentado en la estación de la niñez,
qué imperceptible
es el envejecimiento del asfalto
y sin embargo cuánto ruido hace,
la memoria sólo puede ser libre
cuando ha perdido
todo deseo de aventura.